Jesús dijo …

Nag Hammadi[1] es un pueblo del Nilo en el Norte del Valle de los Reyes[2], en el que en 1945 dos campesinos hallaron una tinaja de argilla que contenía un papiro de hilo con manuscritos de la edad paleocristiana[3] redactados en copto[4], idioma de la línea egipcia de las lenguas camítico-semíticas[5].

 

Los textos, cuyos originales en griego se remontan al Siglo I d.C. fueron transcritos en el Siglo IV (como resulta de algunas inscripciones) y constituyen una importante fuente de información sobre las convicciones de una secta considerada herética por la Iglesia de los orígenes. Estos textos están guardados en el Museo Copto de El Cairo. Los textos resultaron auténticos y representan la prueba más antigua de la existencia de Cristo. Los otros cuatro Evangelios fueron escribidos en el Siglo II d.C. La Iglesia considera estos escritos apócrifos, es decir no auténticos, falsos, dudosos, aunque con la expresión libros apócrifos (del griego apókryphos, «oculto») se entiende «libros mantenidos escondidos».

 

Uno de los escritos, atribuidos a varios apóstoles, es el Evangelio de Tomás[6], que contiene las enseñanzas de Jesús, muchas de las que son parecidas a las presentes en el Nuevo Testamento. El texto está compuesto por dichos atribuidos a Jesús y es llamado «El Evangelio según el Apóstol Tomás», que empieza con la frase «Él dijo:».

 

Él dijo : « Quien encuentra la interpretación de estos dichos, no saboreará la muerte».

 

Jesús dijo: «Que quien busca no deje de buscar hasta que encuentre, y cuando encuentre se turbará, y cuando haya sido turbado se maravillará y reinará sobre la totalidad

 

Jesús dijo: «Si aquellos que os guían os dijeran, "¡Ved, el Reino está en el Cielo!", entonces las aves del Cielo os precederían. Si os dijeran, "¡Está en el mar!", entonces los peces del mar os precederían. Más bien, el Reino de Dios está adentro de vosotros y está fuera de vosotros. Cuando lleguéis a conoceros a vosotros mismos, seréis reconocidos y sabréis que sois los Hijos del Padre viviente. Pero si no os conocéis a vosotros mismos, sois empobrecidos y sois la misma pobreza.»

 

Jesús dijo: «La persona mayor en días no vacilará en preguntar a un infante de siete días con respecto al lugar de la vida y vivirá. Pues muchos que son primeros serán los últimos y los últimos primeros. Y se convertirán en una sola unidad.»

 

Jesús dijo: « Conoce lo que está enfrente de tu rostro y lo que se esconde de ti se te revelará. Pues no hay nada escondido que no será revelado

 

Sus discípulos le preguntan, le dicen: «¿Cómo quieres que ayunemos, y cómo oraremos? ¿Y cómo daremos limosna, y cuál dieta mantendremos?»

 

Jesús dijo: « No mintáis, y no practiquéis lo que odiáis porque todo se revela delante del rostro del Cielo. Pues no hay nada escondido que no será revelado, y no hay nada oculto que quedará sin ser descubierto.

 

Jesús dijo: «Bendito sea el león que el humano come y el león se convertirá en humano. Y maldito sea el humano a quien el león come, pues el león se convertirá en humano de cualquier modo.»

 

Y dijo: « El hombre se asemeja a un pescador sabio que echó su red al mar. La sacó del mar llena de peces. Entre ellos descubrió un pez grande y bueno. Aquel pescador sabio volvió a arrojar todos los peces al mar, escogió sin vacilar el pez grande. Quien tiene oídos para oír, ¡que oiga!»

 

Jesús dijo: «He aquí que el sembrador salió y tomó un puñado de semillas, esparció. Algunas en verdad cayeron en el camino y vinieron los pájaros, las recogieron. Otras cayeron sobre la roca-madre y no arraigaron abajo en el suelo y no retoñaron espigas hacia el Cielo. Y otras cayeron entre las espinas, las cuales ahogaron las semillas y el gusano se las comió. Y otras cayeron en la tierra buena y produjeron cosecha buena hacia el Cielo, rindió sesenta por medida y ciento veinte por medida.»

 

Jesús dijo: « He arrojado fuego sobre el mundo y he aquí que lo estoy vigilando hasta que arda en llamas.»

 

Jesús dijo: «Este Cielo pasará y pasará el que está más arriba. Y los muertos no están vivos y los vivos no morirán. En los días cuando comíais los muertos, los transformasteis a la vida. Cuando entréis en la luz, ¿que haréis? En el día cuando estabais juntos, os separasteis, mas cuando os hayáis separado, ¿que haréis?»

 

Los discípulos dicen a Jesús: «Sabemos que te separarás de nosotros. ¿Quién será Rabí sobre nosotros?»

 

Jesús les dijo: «En el lugar donde habéis venido, iréis a Jacob el Justo, para el bien de quien llegan a ser el Cielo y la tierra».

 

Jesús dijo a sus discípulos: «Comparadme con alguien y decidme a quién me asemejo.»

 

Simón Pedro le dijo: «Te asemejas a un ángel justo.»

 

Mateo le dijo: «Te asemejas a un filósofo sabio.»

 

Tomás le dijo: «Maestro, mi boca es totalmente incapaz de decir a quien te asemejas.»

Jesús dijo: «No soy tu maestro, ya que has bebido, te has embriagado del manantial burbujeante que he repartido al medirlo.»

Y le llevó consigo, se retira, le dijo tres palabras. Cuando vino Tomás a sus camaradas, le preguntaron: «¿Qué te dijo Jesús?»

Tomás les dijo: «Si os dijera siquiera una de las palabras que me dijo, cogeríais piedras para lapidarme y fuego saldría de las piedras para quemaros.»

Jesús les dijo: «Si ayunáis, causaréis transgresión a vosotros mismos. Y si oráis, seréis condenados. Y si dais limosna, haréis daño a vuestros espíritus. Y cuando entréis en cualquier país para vagar por las regiones, si os reciben comed lo que os ponen frente a vosotros y curad a los enfermos entre ellos. Pues lo que entra en vuestra boca no os profanará, sino lo que sale de vuestra boca eso es lo que os profanará.»

Jesús dijo: «Cuando veáis a quien no nació de mujer, tendeos sobre vuestros rostros y adoradle, él es vuestro Padre.»

Jesús dijo: «Quizás la gente piense que he venido para lanzar paz sobre la tierra, y no saben que he venido para lanzar conflictos sobre la tierra, a fuego, espada y guerra. Pues habrá cinco en una casa, estarán tres contra dos y dos contra tres, el padre contra el hijo y el hijo contra el padre. Y estarán de pie como solitarios.»

Jesús dijo: «Yo os daré lo que ningún ojo ha visto y ningún oído ha escuchado y ninguna mano ha tocado y que no ha surgido en la mente humana.»

Los discípulos dijeron a Jesús: «Dinos como será nuestro fin.»

Jesús dijo: «¿Así habéis descubierto el origen, que ahora preguntáis referente al fin? Pues en el lugar donde está el origen, allí estará el fin. Bendito sea quien estará de pie en el origen y conocerá el fin y no saboreará la muerte.»

Jesús dijo: «Bendito sea quien existía antes de que entrara en el ser. Si os hacéis mis discípulos y atendéis mis dichos, estas piedras os servirán. Pues tenéis cinco árboles en el paraíso, los cuales no se mueven en el verano ni caen sus hojas en el invierno quien los conoce no saboreará la muerte.»

 

Los discípulos dijeron a Jesús: «Dinos a qué se asemeja El Reino de los Cielos.»

 

Y él les dijo: «Se asemeja a una semilla de mostaza, la más pequeña de todas las semillas, no obstante, cuando cae en la tierra fértil, produce una planta grande y se hace albergue para los pájaros del Cielo.»

 

Mariam dijo a Jesús: «¿A quiénes se asemejan tus discípulos?»

El ha dijo: «Se asemejan a niños que residen en un campo que no es suyo. Cuando vengan los dueños del campo, dirán: ¡Devolvednos nuestro campo! Se quitan su ropa frente a ellos para cedérselo y para devolverles su campo. Por eso yo digo, si el dueño de la casa se entera de que viene el ladrón, estará sobre aviso antes de que llegue y no le permitirá penetrar en la casa de su dominio para quitarle sus pertenencias. En cuanto a vosotros, cuidaos del sistema, ceñid vuestros lomos con gran fortaleza para que no encuentren los bandidos una manera de alcanzaros, pues hallarán la ventaja que anticipasteis. ¡Que haya entre vosotros una persona con comprensión! …cuando maduró la cosecha, vino rápido con su hoz en la mano, la recogió. Quien tiene oídos para oír, ¡que oiga!»

Jesús vio a infantes que están mamando. Dijo a sus discípulos: «Estos infantes que maman se asemejan a los que entran en el Reino.»

Le dijeron: «¿Así al convertirnos en infantes entraremos en el Reino?»

Jesús les dijo: «Cuando hagáis de los dos uno, y hagáis el interior como el exterior y el exterior como el interior y lo de arriba como lo de abajo, y cuando establezcáis el varón con la hembra como una sola unidad de tal modo que el hombre no sea masculino ni la mujer femenina, cuando establezcáis un ojo en el lugar de un ojo y una mano en el lugar de una mano y un pie en el lugar de un pie y una imagen en el lugar de una imagen, entonces entraréis en el Reino.»

Jesús dijo: «Yo os escogeré, uno entre mil y dos entre diez mil y estarán de pie como una sola unidad.»

Sus discípulos dijeron: «Explícanos tu lugar, porque es necesario que lo busquemos.»

Él les dijo: «Quien tiene oídos, ¡que oiga! Dentro de una persona de luz hay luz, y él ilumina el mundo entero. Cuando no brilla, hay oscuridad.»

Jesús dijo: «Ama a tu hermano como a tu alma, protégele como a la pupila de tu ojo.»

Jesús dijo: «Ves la mota que está en el ojo de tu hermano, mas no ves la viga que está en tu propio ojo. Cuando saques la viga de tu propio ojo, entonces verás claramente para quitar la mota del ojo de tu hermano.»

Jesús dijo: «A menos que ayunéis del sistema, no encontraréis el Reino de Dios. A menos que guardéis la semana entera como sábado, no veréis al Padre.»

Jesús dijo: «Me puse de pie en medio del mundo y encarnado me aparecía a ellos. Los encontré a todos ebrios, no encontré a ninguno sediento. Y mi alma se apenaba por los hijos de los hombres, porque están ciegos en sus corazones y no ven que vacíos han entrado en el mundo y vacíos están destinados a salir del mundo de nuevo. Mas ahora están ebrios, cuando hayan sacudido su vino, entonces repensarán.»

Jesús dijo: «Si la carne ha llegado a ser por causa espiritual, es una maravilla, mas si espíritu por causa corporal, sería una maravilla maravillosa. No obstante me maravillo en esto que esta gran riqueza ha morado en esta pobreza.»

Jesús dijo: «Donde hay tres dioses, carecen de Dios. Donde hay solo uno, digo que yo estoy con él. Levantad la piedra y allí me encontraréis, partid la madera y allí estoy.»

Jesús dijo: «Ningún oráculo se acepta en su propia aldea, ningún médico cura a aquellos que le conocen.»

Jesús dijo: «Una ciudad que se construye encima de una montaña alta y fortificada, no puede caer ni quedar escondida.»

Jesús dijo: « Lo que escucharás en tu oído, proclámalo desde tus techos a otros oídos. Pues nadie enciende una lámpara para ponerla debajo de un cesto ni la pone en un lugar escondido, sino que se coloca sobre el candelero para que todos los que entran y salen vean su resplandor.»

Jesús dijo: «Si un ciego guía a un ciego, caen juntos en un hoyo.»

Jesús dijo: «Nadie puede entrar en la casa del poderoso para conquistarla con fuerza, a menos que le ate sus manos, entonces saqueará su casa.»

Jesús dijo: «No estéis ansiosos en la mañana sobre la noche ni en la noche sobre la mañana por vuestra ropa que llevaréis.»

Sus discípulos dijeron: «¿Cuándo te nos revelarás y cuándo te percibiremos?»

Jesús dijo: «Cuando os quitéis vuestros vestidos sin avergonzaos y toméis vuestra ropa y la pongáis bajo vuestros pies para pisar sobre ella, como hacen los niños, entonces miraréis al Hijo del Viviente y no temeréis.»

Jesús dijo: «Muchas veces habéis anhelado oír estos dichos que os proclamo, y no tenéis otro de quien oírlos. Habrá días en que me buscaréis, pero no me encontraréis.»

Jesús dijo: «Los clérigos y los teólogos han recibido las llaves del conocimiento, pero las han escondido. No entraron ellos, ni permitían entrar a los que sí deseaban. En cuanto a vosotros, haceos astutos como serpientes y puros como palomas.»

Jesús dijo: «Ha sido plantada una enredadera sin el Padre, y puesto que no es vigorosa será desarraigada y destruida.»

Jesús dijo: «Quien tiene en su mano, a él se dará más. Y quien no tiene, se le quitará aún lo poco que tiene.»

Jesús dijo: «Haceos transeúntes.»

Sus discípulos le dijeron: «¿quién eres?, por cuanto nos dices estas cosas.»

«De lo que os digo no conocéis quien soy, sino os habéis hecho como los judíos, pues aman el árbol mas odian su fruto, y aman el fruto mas odian el árbol.»

Jesús dijo: «Quien maldice al Padre, se le perdonará. Y quien maldice al Hijo, se le perdonará. Pero quien maldice a la Espíritu Santa, no se le perdonará, ni en la tierra ni en el Cielo.»

Jesús dijo: «No se cosechan uvas de los espinos ni se recogen higos de las zarzas, pues no dan fruto. Una persona buena saca lo bueno de su tesoro. Una persona perversa saca la maldad de su tesoro malo que está en su corazón y habla opresivamente, pues de la abundancia del corazón saca la maldad.»

Jesús dijo: «Desde Adán hasta Juan Bautista, entre los nacidos de mujeres no hay ninguno más exaltado que Juan Bautista, tanto que sus ojos no se romperán. No obstante, he dicho que quienquiera entre vosotros que se convierta como niño, conocerá el Reino y será más exaltado que Juan.»

Jesús dijo: «Una persona no puede montar dos caballos ni tensar dos arcos, y un esclavo no puede servir a dos amos, de otra manera honrará a uno y ofenderá al otro. Nadie bebe vino añejo e inmediatamente quiere beber vino nuevo. Y no se pone vino nuevo en odres viejos, para que no se revienten. Y no se pone vino añejo en odres nuevos, para que no se vuelva ácido. No se cose remiendo viejo en ropa nueva, porque vendría un rasgón.»

Jesús dijo: «Si dos hacen la paz entre sí dentro de esta misma casa, dirán a la montaña, "¡Muévete!" y se moverá.»

Jesús dijo: «Benditos sean los solitarios y escogidos porque encontraréis el Reino. Habéis procedido de él, y a él volveréis.»

Jesús dijo: «Si os dicen "¿De donde venís?", decidles "Hemos venido de la luz, el lugar donde la luz se ha originado por sí misma, él se puso de pie y se reveló en las imágenes de ellos." Si os dicen "¿Quiénes sois?", decid "Somos los Hijos de El y somos los escogidos del Padre viviente." Si os preguntan "¿Cuál es el signo en vosotros de vuestro Padre?", decidles "Es movimiento con reposo."»

Sus discípulos le dijeron: «¿Cuándo sucederá el reposo de los muertos, y cuándo vendrá el mundo nuevo?»

El les dijo: «Lo que buscáis ya ha llegado, pero no lo conocéis.»

Sus discípulos le dijeron: «¿Es provechosa la circuncisión, o no?»

El les dijo: «Si fuera provechosa, su padre los engendraría circuncidados de su madre. Sino que la verdadera circuncisión espiritual se ha hecho totalmente provechosa»

Jesús ha dijo: «Benditos sean los pobres, pues vuestro es el Reino de los Cielos.»

Jesús dijo: «Quien no odia a su padre y a su madre, no podrá hacerse mi discípulo. Y quien no odia a sus hermanos y a sus hermanas y no levanta su cruz a mi manera, no se hará digno de mí.»

Jesús dijo: «Quien ha conocido el sistema, ha encontrado un cadáver y quien ha encontrado un cadáver, de él no es digno el sistema.»

Jesús dijo: «El Reino del Padre se asemeja a una persona que tiene semilla buena. Su enemigo vino de noche, sembró una maleza entre la semilla buena. El hombre no les permitió arrancar la maleza, sino les dice: Para que no salgáis diciendo, "Vamos a arrancar la maleza", y arranquéis el trigo con ella. Pues en el día de la cosecha aparecerá la maleza, la arrancan y la queman.»

Jesús dijo: «Bendita sea la persona que ha sufrido porque ha encontrado la vida.»

Jesús dijo: «Mirad al viviente mientras viváis, para que no muráis y tratéis de mirarlo sin poder ver.»

Vio a un samaritano llevando un cordero, entrando en Judea. Jesús les dice: «¿Por qué lleva consigo el cordero?» Le dijeron: «Para matarlo y comerlo.» El les dijo: «Mientras está vivo no lo comerá, sino solamente después que lo mate y se haya convertido en cadáver.»

Dijeron: «De otra manera no podrá hacerlo.»

El les dijo: «Vosotros mismos, buscad un lugar para vosotros en el reposo, para que no os convirtáis en cadáveres y seáis comidos.»

Jesús dijo: «Dos descansarán en una cama, el uno morirá, el otro vivirá.»

Salomé dijo: «¿Quién eres tú, hombre? Como mandado por alguien, te tendiste en mi cama y comiste de mi mesa.»

Jesús le dijo: «Soy quien viene de la igualdad. A mí se me han dado de las cosas de mi Padre».

Salomé dijo: «Soy tu discípula.»

Jesús le dijo: «Por eso yo digo que cuando alguien iguale se llenará de luz, pero cuando divida se llenará de oscuridad.»

Jesús dijo: «Yo comunico mis misterios a quienes son dignos de mis misterios. No dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace tu derecha.»

Jesús dijo: «Había una persona rica que tenía mucho dinero, y dijo: Voy a utilizar mi dinero para sembrar y cosechar y resembrar, para llenar mis graneros con fruto para que nada me falte. Así pensaba en su corazón y aquella misma noche murió. Quien tiene oídos, ¡que oiga!»

Jesús dijo: «Una persona tenía huéspedes. Y cuando había preparado el banquete, envió a su esclavo para convidar a los huéspedes. Fue al primero, le dice: Te convida mi amo.Respondió: “Tengo unos negocios con unos mercaderes, vienen a mí por la tarde, iré para colocar mis órdenes con ellos, ruego ser excusado del banquete”. Fue a otro, le dice: “Mi amo te ha convidado”. Le respondió: “He comprado una casa y me exigen por un día, no tendré tiempo libre”. Vino a otro, le dice: “Mi amo te convida”. Le respondió: “Mi compañero va a casarse y tengo que preparar un festín, no podré venir, ruego ser excusado del banquete”. Fue a otro, le dice: “Mi amo te convida”. Le respondió: “He comprado una villa, voy a cobrar el alquiler, no podré venir, ruego ser excusado”. Vino el esclavo, dijo a su amo: “Los que usted ha convidado al banquete se han excusado a sí mismos”. Dijo el amo a su esclavo: “Sal a los caminos, trae a quienesquiera que encuentres, para que cenen”. Comerciantes y mercaderes no entrarán en los lugares de mi Padre.»

El dijo: «Una persona bondadosa tenía una viña. La arrendó a inquilinos para que la cultivaran y recibiría su fruto. Mandó a su esclavo para que los inquilinos le dieran el fruto de la viña. Agarraron a su esclavo, lo golpearon, un poco más y lo habrían matado. El esclavo fue, se lo dijo a su amo. Contestó su amo, "Quizás no le reconocían." Mandó a otro esclavo, los inquilinos lo golpearon también. Entonces el amo mandó a su hijo. Dijo, "Tal vez respetarán a mi hijo." Ya que aquellos inquilinos sabían que era el heredero de la viña, lo agarraron, lo mataron. Quien tiene oídos, ¡que oiga!»

Jesús dijo: «Mostradme la piedra que han rechazado los constructores es la piedra angular.»

Jesús dijo: «Quien conoce todo pero carece de conocerse a sí mismo, carece de todo.»

Jesús dijo: «Benditos seais cuando sois odiados y perseguidos y no encontráis sitio allá donde habéis sido perseguidos.»

Jesús dijo: «Benditos sean los que han sido perseguidos en su corazón, estos son los que han conocido al Padre en verdad. Benditos sean los hambrientos, pues el estómago de quien desea se llenará. »

Jesús dijo: «Cuando saquéis lo que hay dentro de vosotros, esto que tenéis os salvará. Si no tenéis eso dentro de vosotros, esto que no tenéis dentro de vosotros os matará.»

Jesús dijo: «Yo destruiré esta casa y nadie será capaz de reconstruirla…»

Alguien le dijo: «Diles a mis hermanos que repartan conmigo sus posesiones.»

Él le dijo: «Oh hombre, ¿quién me hizo repartidor?»

Se volvió a sus discípulos, les dijo: «No soy repartidor, ¿soy?»

Jesús dijo: «La cosecha en verdad es abundante, pero los obreros son pocos. Pues implorad al Amo que mande obreros a la cosecha.

Él dijo: «Amo, ¡hay muchos alrededor del embalse, pero ninguno dentro del embalse!»

Jesús dijo: «Hay muchos que están de pie a la puerta, pero los solitarios son los que entrarán en la alcoba nupcial.»

Jesús dijo: «El Reino del Padre se asemeja a un mercader poseedor de una fortuna, quien encontró una perla. Aquel mercader era listo, vendió la fortuna, compró para sí mismo la perla única. Vosotros mismos, buscad el tesoro de su rostro, que no perece, que perdura, el lugar donde ni la polilla se acerca para devorar ni el gusano destruye.»

Jesús dijo: «Soy la luz quien está sobre todos. Soy el todo. Todo salió de mí, y todo vuelve a mí. Partid la madera, allí estoy. Levantad la piedra y allí me encontraréis.»

Jesús dijo: «¿Qué salisteis a ver en lo silvestre, una caña sacudida por el viento y a una persona vestida con ropa felpada? He aquí, vuestros gobernantes y vuestros dignatarios son los que se visten en ropa felpada, y ellos no podrán conocer la verdad.»

Una mujer de la multitud le dijo: «¡Bendita sea la matriz que te parió, y benditos los senos que te amamantaron!»

El le dijo: «Benditos sean quienes han oído la significación del Padre y la han cumplido en verdad. Pues habrá días cuando diréis: ¡Bendita sea la matriz que no ha engendrado, y benditos los senos que no han amamantado!”»

Jesús dijo: «Quien ha conocido el sistema, ha encontrado el cuerpo y quien ha encontrado el cuerpo, de él no es digno el sistema.»

Jesús dijo: «Quien se enriquece, que reine. Y quien tiene poder, que renuncie.»

Jesús dijo: «Quien está cerca de mí está cerca del fuego, y quien está lejos de mí está lejos del Reino.»

Jesús dijo: «Las imágenes se manifiestan a la humanidad y la luz que está dentro de ellas se esconde. El se revelará a sí mismo en la imagen de la luz del Padre, pues su imagen se esconde por su luz.»

Jesús dijo: «Cuando véis vuestro reflejo, os alegráis. Pues cuando percibáis vuestras imágenes que entran en la existencia frente a vosotros, las cuales ni mueren ni disfrazan ¿hasta qué punto dependerán de vosotros?»

Jesús dijo: «Adán entró en la existencia por un gran poder y por medio de una gran riqueza, pero sin embargo no se hizo digno de vosotros. Pues si hubiera sido digno, no habría saboreado la muerte.»

Jesús dijo: «Las zorras tienen sus guaridas y los pájaros tienen sus nidos, pero el hijo de la humanidad no tiene ningún lugar para poner su cabeza y descansar.»

Jesús dijo: «Maldito sea el cuerpo que depende de otro cuerpo, y maldita sea el alma que depende de estar juntos aquellos.»

Jesús dijo: «Los ángeles y los oráculos vendrán a vosotros y os regalarán lo vuestro. Y vosotros mismos, dadles lo que tenéis en vuestras manos y decid entre vosotros: ¿En qué día vendrán para recibir lo suyo?”»

Jesús dijo: «¿Por qué laváis el exterior del cáliz? ¿No notáis que quien crea el interior, también es quien crea el exterior?»

Jesús dijo: «Venid a mí, pues mi yugo es natural y mi dominio es manso y encontraréis reposo para vosotros mismos.»

Le dijeron: «Dinos quien eres tú, para que podamos confiar en ti.»

Él les dijo: «Escudriñáis la faz del Cielo y de la tierra mas no habéis conocido a quien está frente a vuestro rostro, y no sabéis preguntarle en este momento.»

Jesús dijo: «Buscad y encontraréis. Mas esas cosas que me preguntabais en aquellos días, no os las dije entonces. Ahora quiero comunicarlas, pero no preguntáis de ellas.»

Jesús dijo: «No deis lo sagrado a los perros, para que no lo echen en el montón de estiércol. No arrojéis las perlas a los cerdos, para que no lo hagan...»

Jesús dijo: «Quien busca encontrará, y a quien toca se le abrirá.»

Jesús dijo: «Si tenéis monedas de cobre, no las prestéis a interés, sino dadlas a ellos de quienes no recibiréis reembolso.»

Jesús dijo: «El Reino del Padre se asemeja a una mujer que ha tomado un poco de levadura y la ha escondido en la masa, produjo panes grandes de ella. Quien tiene oídos, ¡que oiga!»

Jesús dijo: «El Reino del Padre se asemeja a una mujer que llevaba una jarra llena de grano. Mientras estaba andando por un camino lejano, se rompió la asa de la jarra, derramó el grano detrás de ella en el camino. No lo sabía, no había notado ningún accidente. Cuando llegó a su casa, puso la jarra en el suelo, la descubrió vacía.»

Jesús dijo: «El Reino del Padre se asemeja a una persona que deseaba asesinar a un hombre prominente. Desenvainó su espada en su casa, la clavó en la pared para averiguar si su mano prevalecería. Luego asesinó al hombre prominente.»

Le dijeron sus discípulos: «Tus hermanos y tu madre están de pie afuera.»

El les dijo: «Quienes están aquí, que cumplen los deseos de mi Padre, estos son mis hermanos y mi Madre. Ellos son los que entrarán en el Reino de mi Padre.»

Le mostraron a Jesús una moneda de oro y le dijeron: «Los agentes de César nos exigen tributos.»

El les dijo: «Dad a César lo de César, dad a Dios lo de Dios, y dadme a mí lo mío.»

«Quien no odia a su padre y a su madre a mi manera, no podrá hacerse discípulo mío. Y quien no ama a su Padre y a su Madre a mi manera, no podrá hacerse discípulo mío. Pues mi madre me parió, mas mi Madre verdadera me dio la vida.»

Jesús dijo: «¡Ay de los clérigos! pues se asemejan a un perro dormido en el pesebre de los bueyes. Ya que ni come ni deja que coman los bueyes.»

Jesús dijo: «Bendita sea la persona que sabe por cuál parte invaden los bandidos, porque se levantará y recogerá sus pertenencias y ceñirá sus lomos antes de que entren.»

Le dijeron: «¡Ven, oremos y ayunemos hoy!»

Jesús dijo: «¿Pues cuál es la transgresión que he cometido yo, y en qué he sido vencido? Pero cuando salga el novio de la alcoba nupcial, ¡entonces que ayunen y oren!»

Jesús dijo: «Cuando hagáis de los dos uno, os convertiréis en hijos de la humanidad y cuando digáis a la montaña, "¡Muévete!", se moverá.»

Jesús dijo: «El Reino se asemeja a un pastor que tiene 100 ovejas. Se extravió una de ellas, que era la más grande. El dejó las 99, buscó a la una hasta que la encontró. Tras haberse cansado, dijo a esa oveja, "¡Te quiero más que a las 99!"»

Jesús dijo: «Quien bebe de mi boca, se hará semejante a mí. Yo mismo me convertiré en él, y los secretos se le revelarán.»

Jesús dijo: «El Reino se asemeja a una persona que tiene un tesoro escondido en su campo sin saberlo. Y después de morir, lo legó a su hijo. El hijo no lo sabía, aceptó aquel campo, lo vendió. Y vino quien lo compró, aró, descubrió el tesoro. Empezó a prestar dinero a interés a quienes quería.»

Jesús dijo: «Quien ha encontrado el sistema y se ha enriquecido, que renuncie al sistema.»

Jesús dijo: «El Cielo y la tierra se enrollarán en vuestra presencia. Y quien vive de adentro del viviente, no verá la muerte ni el miedo.»

Jesús dijo: «Quien se encuentra a sí mismo, de él no es digno el sistema.»

Jesús dijo: «¡Ay de la carne que depende del alma, ay del alma que depende de la carne!»

Sus discípulos le dijeron: «¿Cuándo vendrá el Reino?»

Jesús dijo: «No vendrá por expectativa. No dirán, "¡Mirad aquí!" o "¡Mirad allá!". Sino que el Reino del Padre se extiende sobre la tierra y los humanos no lo ven.»

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] Nag Hammadi se encuentra a casi 50 Km. de Qina y de Luxor, en Egipto centrooriental.

[2] Necrópolis situada en la ribera occidental del Nilo enfrente de Luxor, en Egipto, lugar de sepultura de los faraones del Nuevo Reino 81570-1070 a.C.), pero entre las dos lenguas fue el copto que subsistió.

[3] Primeros cinco siglos después del nacimiento de Cristo.

[4] El nombre «copto» deriva de la palabra griega Aígyptos, «Egipto», a través de su adaptación semítica qubti. El copto es una evolución de la antigua lengua egipcia y en ésta influyó el griego y otras lenguas semíticas.

[5] La familia camítico-semítica se divide en cinco ramas, o subfamilias, independientes: semítico, bereber, cusítico, nilótico (también dicho omótico y por algunos considerado una variante occidental del cusítico) y chádico. Estas seis ramas muestran tales afinidades de gramática, morfología, sistemas fonéticos y léxico como para hacer suponer  un origen común, aunque la pertenencia a la familia de unas, o de todas, las lenguas chádicas es puesta en duda por algunos estudiosos. Las lenguas semíticas probablemente son las de más antigua formación y tienen un mayor número de hablantes. Muchas lenguas del grupo hoy están exstinguidas, pero fueron idiomas ricos en tradición histórica y literaria, difundidas en zonas significativamente amplias. En torno al III milenio, en zona meridional, se formaron el acadio, o la lengua asirio-babilónica, el moabita, el amorreo y el fenicio. Al milenio siguiente se remontan en cambio el hebreo, el arameo, el idioma en que hablaba Jesús Cristo. La lengua principal de la familia es el árabe. La rama egipcia engloba el Egipcio Antiguo, incluida su última evolución, la lengua copta, que subsistió hasta el Siglo XIV. La rama berbera (o bereber) comprende unos veinte idiomas hablados por casi doce millones de personas que poblan de manera muy esparcida las vastas regiones desérticas de África septentrional y noroccidental. A esta rama pertenece la lengua de los tuareg. Muchos hablantes berberos son bilingües, porque utilizan también el árabe y adoptan el alfabeto árabe para escribir en sus hablas. Las lenguas cusíticas, habladas por casi 13 millones de personas en Etiopía y en Somalia, a lo largo del Mar Rojo, engloban el oromo, el idioma de la etnia galla, hablada en Kenya y en Etiopía meridional y escribida en caracteres etiópicos y el somalí, escribido en caracteres latinos y hablado, además que en Somalia, también en Kenia y en Etiopía. Siempre entre Etiopía occidental y Kenia se hablan, por casi dos millones de personas, las lenguas omóticas (dichas también nilóticas), casi unos veinte, entre las cuales la más importante por número de hablantes es la lengua wolaitta. Entre las lenguas chádicas, habladas en África central y occidental, la más importante es la hausa, originaria de Nigeria septentrional y de las áreas confinantes, pero utilizada también como lengua franca regional por muchos hablantes de lengua nativa diversa. La hausa fue escribida en los caracteres del alfabeto árabe hasta el Siglo XX, cuando se empezó a emplear los latinos.

[6] Didimo Judas Tomás, hermano de Jesús.