La independencia de la voluntad Sabemos que con inteligencia, energía y tiempo,
todos los problemas se pueden resolver (Pentakos)
si son percibidos, reconoscidos y puestos en orden de prioridad (o necesidad),
si se conocen sus orígenes y causas, si uno se da objetivos posibles y se
piensan soluciones eficaces, si se prevén los efectos de las soluciones ideadas
y se producen los medios para realizarlas, si los medios se organizan en
función de los objetivos y se aplican con acciones concretas, si se superan los
obstáculos y se verifican los resultados. Esto proceso en trece fases (percepción,
reconocimiento, prioridad, orígenes, causas, objetivos, soluciones, efectos,
medios, estrategía, praxis, obstáculos y resultados) ciertamente está
condicionado por las condiciones materiales, tanto las psicofísicas
individuales como las del conjunto de todos los seres humanos, como las
estructurales (la organización), como las medioambientales. Eso significa que
podemos percibir y reconocer los problemas, descubrir los orígenes y las
causas, darnos unos objetivos y pensar en unas soluciones sin luego conseguir
realizarlas porque faltan los medios. Pero puede ocurrir también que sea posible
disponer de los medios y no usarlos. ¿Porqué eso ocurre? ¿Qué empuja al ser
humano afrontar la realidad? ¿Y qué lo contiene? ¿Porqué personas que parten de
condiciones en más desventaja consiguen resolver problemas que personas que se
hallan en condiciones más facilitadas no resuelven? ¿Cuál es la diferencia
fundamental entre estas personas? Se podría hablar de diversa conciencia y de
diversa manera de sentir pero ya sabemos de las neurociencias que la conciencia
nace del sentimiento que a su vez nace de las emociones, cuales reacciones
fisiológicas dirigidas a optimizar las acciones emprendidas por el entero
organismo en el medioambiente en que vive.
Puesto que las emociones son reacciones, hay
reacciones iniciales. ¿De qué nacen estas acciones? Nacen de la voluntad, como
respuesta a necesidad. A según de las prioridades en que en nuestro organismo
se manifiestan las necesidades, cada uno de nosotros reacciona de manera
singular emprende acciones individuales. Esta manera es la voluntad. Una
condición original. Sólo así se explica el caso de quien podría satisfacer
todas sus necesidades y deseos y «quiere» en cambio dedicar su vida para
permitirle a quien está peor vivir mejor y el caso de quien vive en condiciones
desacomodadas y no «quiere» adoptar los medios que le permitirían vivir y hacer
vivir mejor. Son dos casos extremos sino emblemáticos. Éstos no divergen en la
conciencia, en la manera de sentir y en las emociones partiendo de un punto
común. En realidad, éstos parten de dos puntos diversos, «quieren» cumplir
acciones diversas en el medioambiente. Por condición inicial, genética. Por eso, mientras que en los resultados de la vida
de cada ser humano influyen las condiciones materiales suyas y del
medioambiente, la voluntad es independiente del medioambiente y determina la
conducta, el comportamiento. Naturalmente, la conducta y el comportamiento de
cada uno de nosotros se adaptan luego en el medioambiente pero tienen un origen
diverso, una voluntad diversa. Si eso es verdad, el futuro no depende de las
condiciones materiales en que se halla quien actúa para construirlo sino de su
voluntad o menos de construirlo de cierta manera, en base a su voluntad. Eso
significa que los resultados concretos en la solución de los problemas y el
cambio real de la estructura del sistema humano no dependen de la función
desempeñada, de la riqueza, de la cultura y de la inteligencia sino de aquella
condición inicial que hace actuar de una manera antes que de otra. ¿Es una condición modificable? Tal vez pero, mucho
más probablemente, sus efectos pueden evolucionarse. La condición inicial no es
más que una determinada condición física original de un organismo complejo, un
conjunto de partes (células) y de relaciones (interacciones) entre éstas
provocadas por informaciones genéticas. Pero sabemos que los sistemas complejos son
dinámicos y las acciones, inclusa la voluntad, determinan efectos
imprevisibles. Esto vale también para las condiciones iniciales. En efecto, una
débil fluctuación en alguna parte del organismo puede provocar una perturbación
de estado y determinar una turbulencia capaz de vencer la resiliencia (la
resistencia al cambio) y inducir al entero organismo a una diversa
auto-organización. Eso significa que la interacción entre una o
muchas partes del organismo y una información que deriva del exterior puede
interesar la conciencia, influir en las emociones y luego incidir en los
efectos de las condiciones originales, provocando un nuevo proceso del que nace
una nueva voluntad. En este caso, hay una auto-desestructuración y una auto-
reestructuración que determina nuevas interacciones entre las partes de un
organismo y entre el organismo y el medioambiente. Así, el entero organismo se
auto-organiza de manera del todo diversa y más evolucionada respecto a la
manera precedente. ¿El proceso se origina espontáneamente? No,
depende de la información que proviene del exterior. Si la información
corrobora los efectos de las condiciones iniciales, el organismo mantiene el
proceso que de éstas tuvo origen. Sólo si la información pone en discusión el
estado de un organismo, de su interior puede nacer aquella débil fluctuación
que da inicio a un nuevo proceso. Ésta es la evolución. La causa es la
necesidad y así seguirá hasta que todos los problemas serán resueltos: un
continuo proceso de acontecimientos determinados pero imprevisibles. |